24.4.12

La lectora en primera persona




Cuando escribo pueden ocurrirme dos cosas con respecto a mi entorno: que esté tan abstraída que no me importe para nada, o que me resulte fundamental. Es fundamental cuando se cuela en el texto. Por ejemplo, si anda dando vueltas un insecto, tal vez las palabras reaccionen zumbando. Y no habría mencionado el insecto si no hubiera, en este instante, un mosquito revoloteando por aquí. Lo que escribo queda distinto si lo hago en una plaza, en un café, en mi cama.

Últimamente escribo en la mecedora y con un bebé en brazos. No queda claro si mezo al bebé o al texto. Creo que a los dos, aunque quién te dice no sean ellos quienes me mecen a mí para que me duerma de una vez y los deje tranquilos.

17.4.12

La lectora con amigos lectores y con sorteo

Desde enero y hasta hoy, la lectora se tomó una licencia por maternidad. Muchas gracias a todos los que enviaron sus textos y fotos para que el blog continuara vivo todos esos meses. En este post juntamos un montón de imágenes sueltas que recibimos, durante los últimos tiempos, de lectores amigos del blog. 
Y, para celebrar que retomamos el ritmo habitual de la lectora, se viene un sorteo. Todo aquel que deje un comentario en este post durante las próximas dos semanas, participará del sorteo de un libro de Andrés Quincoses, que es el autor del post La lectora y una decisión difícil. Al libro de cuentos de Andrés lo comentamos hace poco en la revista Esencia Patagonia, dense una vueltita por la reseña si quieren saber de qué se trata.
Mucha suerte y ¡hasta la semana que viene!
(Los resultados estarán no el martes que viene, sino el otro).
La lectora

Fran en Cariló, foto de Alicia Céspedes


Manu en la cama, foto de Alejandra Segura Cortez

Meli en Sampa, foto de Antonio Prates

Vale Migoya en Retiro, foto de Anahí Flores

Martín de campamento, foto de Fede Hanssen

Eli en Barcelona, foto de Magda Stasiak

Ale a orillas del río Douro, autofoto.








10.4.12

Entre pardo y amarillo, por Hugo Correa Luna


Es un honor tener en nuestro blog un texto escrito especialmente (¡gracias!) por Hugo Correa Luna, escritor y profesor en Casa de Letras. Pueden leer algunos textos de su autoría en su nuevo blog, aunque mejor primero lean el que está aquí abajo, que no tiene desperdicios.

Entre pardo y amarillo

En el subte, a una hora en que, si bien parado se alcanza a distinguir a todos los ocupantes del vagón, es posible contar cuántos lectores de libros hay: por lo común, unos doce. A veces la proximidad me deja ver qué leen y he comprobado dos datos. El primero, que suele tratarse de libros de autoayuda (psicología barata o negocios). El segundo me entristece más –porque quizá la literatura siempre ocupó la franja menor–: casi todos son libros nuevos.
Este comentario estadístico es el marco de lo que me pasó semanas atrás. Estaba esperando el subte, cuando una mujer me preguntó por una combinación. No le oí bien: hablaba con voz tímida –como habla la gente grande cuando pide orientación–, pero vi el libro en la mano izquierda, apretado contra el pecho. La tapa estaba rota  y pude distinguir las páginas de ese color entre pardo y amarillo. Por supuesto, traté de ver el título pero no alcancé a leerlo.
Cuando me repitió la pregunta, le di las indicaciones y, tras agradecerme, se alejó unos metros y abrió el libro. Una mujer así no suele leer de pie, antes espera que llegue el tren, busca asiento y recién ahí lo abre. Yo también tenía mi libro, pero me intrigaba demasiado ya no el suyo como el personaje. Mi cabeza tejió conjeturas hasta que apareció el tren.
Entonces, la perdí de vista.
A la mañana siguiente ocurrió lo mismo y me apenó que no me recordara. Uno teje hermandades imaginarias y la señora había estado, además, todo el día merodeando mi cabeza de modo que se me había hecho más familiar de lo que en verdad era.
La tercera mañana repitió a las otras dos, pero ya no me preguntó, y hasta me sonrió de lejos.
En el tren, la tuve sentada enfrente y noté que era de aquellos libros a dos columnas de Sopena.
Curiosamente, el que leía yo en esos momentos en una edición nueva.

Marzo, 2012

3.4.12

La lectora vintage, por Amalia Eraso

Empieza abril y nos encontramos con esta foto antigua que Amalia Eraso nos envía. Y esto nos da una idea ¿quién no tiene entre sus fotos algún lector de otra época, ya sea uno mismo o un familiar? Si las encuentran y las escanean (porque, por lo general, serán fotos en papel, como ésta de 1997 en Praga), pueden enviárnoslas (lalectoraenlaciudad@gmail.com) que las iremos publicando a lo largo del año.

Y el resto de abril tendremos: un texto de Hugo Correa Luna, un sorteo y el fin de la licencia por maternidad.
Buen mes otoñal para todos :-)
Cariños de
la lectora